Pandemia empeoró afecciones postergadas como las cardiológicas, las reumáticas y las diabéticas. Retorno a la normalidad trae una avalancha de asegurados que claman por un turno en previsional.

Soledad Salazar (36) tiene dolores articulares. Presume que es artrosis, por los antecedentes familiares. Hay días en que el dolor es persistente. Consultó en la Clínica 12 de Junio del Instituto de Previsión Social (IPS), el pasado 8 de marzo, y la orden de estudios laboratoriales que le expidió el médico tiene fecha pasada: 2 de febrero. La espera fue de 8 semanas y ahora debe programar otra cita y sumar otros 60 días más para tener un diagnóstico.

Ruth Irala se siente impotente. Hace más de 12 meses, que gestiona una consulta con un cardiólogo para su mamá, Celsa González, de 82 años. La salud de su madre depende del chequeo médico. Padece diabetes y tiene marcapasos.

A Javier Silguero (39) nadie le responde en el call center. Tiene una orden de electrocardiograma, que obtuvo a su paso por el servicio de Urgencias. No logra agendar por teléfono. Es un control de rutina. “No son urgentes, ¿imaginate si son estudios urgentes?”, dijo indignado.

Los tres testimonios son solo una parte de las historias de los asegurados que pese a las insistencias no logran acceder al sistema de salud del IPS.

La primera barrera en el seguro social es el agendamiento por el call center. En este periodo, el leve retorno a la “normalidad” trae una avalancha de demanda de atención médica, especialmente para las personas con enfermedades postergadas por la pandemia.

DIAGNÓSTICO POSTERGADO. Para Soledad Salazar, los dolores fuertes en el cuerpo forman parte de su día a día. En pandemia aparecieron los síntomas, con los meses se fueron acentuaron. A Soledad no le fue fácil agendar la consulta con el clínico. Le costó cuatro llamadas al call center durante casi más de una hora cada día.

La primera vez que oyó la voz de un operador fue un jueves, y le informó que debía volver a llamar el martes para que le agenden con el clínico. El operativo siguió a la semana siguiente con el mismo mecanismo, marcar el número y esperar.

Era el martes 4 de enero cuando al fin le dieron la cita médica. La fecha era el 8 de marzo, en la Clínica Periférica 12 de Junio. La espera fue de dos meses. Y era solo el principio de un sinfín de trámites y errores que la obligan a reiniciar todo el proceso.

“Mi experiencia fue la peor”, relató Soledad. No solo la atención fue sin revisión, sino que el médico anotó mal la fecha en la orden de los análisis laboratoriales: 2 de febrero de 2022, un día que ya pasó.

En su intento de reagendar, le informaron que debía volver a consultar para obtener una orden de análisis con una fecha correcta. A este error, se suma que el médico ni siquiera le recetó un medicamento o recomendó algún especialista.

“El descuento mensual que te hace el IPS es alto, es mucho más de lo que pagarías por un seguro privado”, opinó. Para Soledad no es una opción el sector privado, no por lo económico, sino porque sostiene que el IPS debe brindar una atención médica de calidad.

“Es algo que quiero emplear y hacer justicia con lo que estoy pagando. Realmente el hartazgo y la desilusión te gana y decís voy a ir a pagar nomás. Pero realmente si seguimos haciendo eso, el sistema del IPS va a seguir siendo nefasto”, dijo ofuscada.

Por el error, Soledad siente rabia porque le postergará el diagnóstico. “Un error de ellos te retrasa dos, tres, cuatro meses. Si llego tarde va a ser por esa negligencia que hay en la atención”.

SIN TURNOS. A Celsa González, de 82 años, el neumólogo le recomendó hace 12 meses que acuda a un cardiólogo “de manera urgente” para el control del marcapasos, un dispositivo que con impulsos eléctricos ayuda a latir al corazón.

Celsa González, que padece diabetes, usa andador, no puede estar parada mucho tiempo porque se agota, su salud está deteriorada. Hace 7 años tiene el marcapasos. “Tengo que saber si a mi mamá se le tiene que cambiar o no”, contó preocupada Ruth Irala, su hija. Ni en el call center ni por ventanilla consigue la consulta con el especialista. En reiteradas ocasiones, incluso este año fue a las 03:00 de la madrugada con su madre al Centro de Atención Ambulatoria del IPS para pesquisar por un turno en ventanilla. La estrategia fue en vano. “Mi mamá se agita mucho y no puede respirar. Necesita la consulta de manera urgente. Necesito que el cardiólogo le atienda a mi mamá”, reiteró. “La vida de mi mamá está en juego en todo sentido. Lastimosamente no tengo para pagar un seguro médico privado, por eso me quedo con la alternativa que tengo, que es el IPS”.

Otra vez, Ruth Irala volverá al IPS la próxima semana a las 02:30 de la madrugada para formar fila y probar nuevamente la estrategia presencial. Espera tener suerte. Mientras, esta hoja también espera un poco de suerte y que alguna autoridad responda a las llamadas constantes para obtener una respuesta para los asegurados de la previsional.

La vida de mi mamá está en juego. Lastimosamente no tengo para pagar un seguro médico privado. Ruth Irala, asegurada.

El descuento mensual que te hace el IPS es alto, es mucho más de lo que pagarías por un seguro privado. Soledad Salazar, asegurada.

60 días fue el promedio de tiempo que Soledad Salazar esperó para la consulta con un clínico en IPS.

365 días ya pasaron, en plena pandemia, en el intento de conseguir una consulta con un cardiólogo para Celsa G.

hora es el promedio de espera en el call center para que un operador atienda la llamada del asegurado.