Julián Crocco anunció que accionará legalmente contra luego de sentirse difamado y calumniado por la serie televisiva de Telefuturo, “Marilina, Atreverse a soñar”. El comunicador es respaldado por el abogado, Oscar Tuma.

Veinticuatro horas después del fin de la serie de Telefuturo y la productora Maneglia- Schémbori, acerca de la vida de la cantante cumbiera, Marilina Bogado, el conductor de radio y Tv reveló que se sintió afectado por la forma en que encararon su figura.

Y es que el también productor fue clave en los inicios de la carrera musical de Bogado, pues tras ganar el extinto reality show La Academia, se encargó de la producción de su álbum y sus shows musicales.

n la serie, el mismo fue presentado como uno de los villanos principales – encarnado por el actor y dramaturgo, Hugo Robles – y según manifestó, dañaron su imagen.

“Si era ‘ficción’, ¿por qué cientos de primitivos se pasan insultándome y amenizándome? ¿Por qué le hacen bullying a mis hijos en el colegio? ¿Los realizadores no lograron convencer a su audiencia de que era ficción? ¿O lo de “ficción” fue otra mentira para generar mayor rating utilizándome?”, escribió Crocco en su cuenta en Twitter.

Julián aseveró además que “la difamación y calumnia, así como los daños y perjuicios ya sean morales y de honorabilidad que hubo aquí no son ‘ficción’ y claramente serán demostrados. De igual modo los responsables pagarán las consecuencias ante la ley. ¡Se hará justicia!”, advirtió.

El profesional del derecho, Oscar Tuma, secundó lo mencionado por Crocco y se explayó sobre el punto: “Cuando un programa de televisión crea un personaje que se asemeja claramente a una persona real y lo retrata de manera difamatoria, es decir, lo presenta como un estafador sin justificación o pruebas claras, y esto genera un perjuicio en la persona real a la que se asemeja el personaje, podemos asegurar que estamos ante un hecho punible.

Expresó que en una serie de televisión de ficción, se espera que los personajes y eventos sean ficticios y no se basen directamente en personas reales sin su consentimiento o sin cambios significativos en sus identidades.

“Si un programa de televisión crea un personaje que claramente representa a una persona real y lo retrata como un estafador, esto podría considerarse una representación difamatoria, especialmente si el personaje comparte muchas similitudes con la persona real y daña su reputación”, apuntó.