La Asociación de Faenadores de Ganado Vacuno de Ciudad del Este denunció que desde hace seis meses la venta de carne cayó al mínimo como consecuencia del ingreso ilícito de la proteína.

El cálculo estimativo fue realizado por Bernardo Martínez, de la Asociación de Faenadores de Ganado Vacuno de Ciudad del Este, quien reconoció que desde hace 6 meses la venta de carne cayó al mínimo en CDE y las ciudades metropolitanas del Alto Paraná. Los contrabandistas ingresan reses desde la Argentina a través del río Paraná y los comercializan como carne paraguaya, golpeando la economía de los faenadores locales.

Martínez forma parte de un grupo de 23 faenadores de Ciudad del Este, que de faenar de 140 a 200 animales vacunos por día, actualmente están faenando de 45 a 50 animales diarios. Hace dos años, se faenaba entre 300 a 400 reses por día en CDE, lo que había comenzado a caer por el contrabando de carne brasileña, pero ahora prácticamente todo se concentra con el ingreso ilegal de productos argentinos, por la enorme diferencia de precios.

“Desde hace 6 meses aproximadamente se viene registrando un ingreso masivo de carne de procedencia argentina. Hay una diferencia de precio importante. Muchas pérdidas ya ocasionaron a todos, porque no se pagan más impuestos, pagamos menos impuestos porque no faenamos más. Tampoco podemos pagar nuestro IVA. Todo está muy difícil”, afirmó Martínez.

Los faenadores dejaron de vender un promedio de 72.000 kilos de carne, que equivalen a G. 1.800 millones mensuales (calculando el mes con 4 semanas), al precio actual de G. 25.000 el kilo para las carnicerías. Las reses ofrecidas son de animales terminados, con un promedio de 360 kilos cada uno y se estarían ingresando unas 200 reses por semana, que es lo que los faenadores locales dejaron de vender.

AMENAZAS. Desde la Agencia Regional pudimos contactar con otro faenador, quien pidió la reserva de su identidad, ya que señaló que sufrió amenazas por haber intentado denunciar el hecho ante la Policía y la Unidad Interinstitucional de Prevención, Combate y Represión al Contrabando (UIC).

“Solo estuve averiguando y ya recibí una llamada anónima, diciéndome que deje de joder con eso, porque hasta la mafia policial está pagada y que yo no iba a poder hacer nada”, refirió el entrevistado.

El afectado señaló que los contrabandistas incluso envían fotografías de los productos que ofrecen. Son reses que bajan a orillas del río Paraná a través de puertos clandestinos que operan libremente en ambas márgenes del río, Argentina y Paraguay. Las fotos corresponden a un puerto de Mayor Otaño, localidad de Itapúa, ubicada en el límite con el Alto Paraná.

Las reses son traídas hasta la ribera, desmenuzadas y luego transportadas en canoas al lado paraguayo. De allí son alzadas en furgonetas, que tienen capacidad de transporte de hasta 3 mil kilos, con el que son derivados a los centros urbanos. Por cada kilo el contrabandista estaría generando una ganancia de G. 5.000, ya que la carne se estaría comercializando en el mercado local como carne paraguaya.

“Quitan el sello de la Argentina y lo sellan como si fuera producto nacional. Allí ya confunden a los inspectores que van a verificar. Esto se volvió una mafia muy poderosa por el volumen de dinero que generan. Las carnicerías que compran de ellos, dejan uno o dos reses de los productores locales, para utilizar sus documentos y blanquear el contrabando”, afirmó.

IMPUTados. El peso de la Justicia tampoco es muy fuerte para los contrabandistas detenidos y procesados con evidencias. Esto teniendo en cuenta que en la última incautación realizada por la fiscal Nilsa Torales y agentes Contra Delitos Económicos fueron detenidos e imputados tres implicados.


Sigue entrando cemento ilegal
El titular de la Cámara de Distribuidores de Materiales de Construcción (Cadimaco), Luis Lavigne, refirió que el contrabando de cemento sigue afectando al sector, aunque es difícil cuantificar el impacto en volumen.
Añadió que recientemente estuvieron hablando con el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), a fin de buscar reducir el otorgamiento de licencias de importación, debido a que ya se fue al extremo.
Indicó que mucha gente especuló y vio oportunidad de negocio y trajo cemento, pero al no tener un escenario favorable se vio obligada a rematar o dar a precio de costo. “Eso hizo que tengamos problemas las empresas formales estructuradas del sector”, indicó.
Lavigne también puntualizó que Cadimaco está apoyando la campaña iniciada por la Unión Industrial Paraguaya (UIP), que apunta a concienciar a la población sobre los efectos negativos del contrabando.